martes, 28 de junio de 2011

Hidronefrosis congénita

La h. se define como una dilatación de la pelvis renal que puede acompañarse de dilatación de los cálices y/o alteración del parémquima renal ( adelgazamiento de la corteza o incremento de la ecogenicidad). Se puede deber a factores funcionales o anatómicos del tracto urinario que impiden un buen vaciamiento de la orina desde la pelvis hacia la vejiga a través del ureter. La h. se cuantifica midiendo el diámetro anteroposterior de la pelvis (DAP)desde el período intrauterino, el cual puede modificarse dependiendo de la edad gestacional, del nivel de hidratación de la madre y del grado de distensión vesical. Considerando la evidencia actual se clasificado la h. prenatal en leve, moderada y severa dependiendo del DAP y de la edad gestacional: leve: 4-<7 mm. en el segundo trimestre y 7-<9 mm. en el tercer trimestre, moderada: 7-<10 mm y 9-<15mm y severa:>10mm y >15mm respectivamente. Es muy útil realizar una segunda ecografía cercana al momento del parto ya que una h. moderada (< 10 mm) que se estabiliza o disminuye de tamaño permite predeciar una eventual resolución espontánea, esta conducta ha permitido disminuir la necesidad de evaluaciones postnatales. Para el período postnatal La Sociedad Fetal de Urología a propuesto una clasificación en 4 grados, considerando las características de la pelvis renal, los cálices y el parémquima renal, el grado 1 es el normal con una pequeña división de la pelvis y el 4 con distensión de la pelvis, cálices y adelgazamiento del parémquima.El grado de h. al momento de nacer es sólo un punto de partida ya que la evolución de esta dilatación es la que determinará la conducta durante el período postnatal, además hay que considerar otros aspectos como alteraciones ecográficas o funcionales renales. Actualmente la mayoría está de acuerdo que un DAP entre 4 y 5 mm. se considera anormal y un DAP > de 15 mm. es una h. significativa o severa. Sin embargo hay que considerar que un grado menor puede terminar en una gran dilatación y un grado mayor puede ir a la resolución espontánea. Actualmente no hay consenso sobre el rango de DAP en el que se justifica un estudio distinto a la ecografía para su seguimiento. La mayoría de las h. son transitorias (41-88%) y se relacionan principalmente por estrechamiento de la unión pieloureteral y acodamientos o pliegues que desaparecen con el tiempo. Las h. < de 6 mm. pezquizadas durante el segundo semestre y las < de 8 mm. detectadas en el tercer trimestre son h. transitorias, a diferencias de las h. < a 10-12 mm. del tercer trimestre donde sólo el 40% son transitorias.
La OPU se sospecha en el caso de dilatación pielocaliciar sin dilatación ureteral y de acuerdo a los últimos estudios su incidencia varía entre el 10 y el 30% de las h. y el porcentaje que requiere cirugía es entre el 19 y el 25% de los casos. Las indicaciones de cirugía son el aumento de la dilatación, la disminución de la función y la ocurrencia de sintomatología como la ITU y el dolor. El desafío del médico es detectar los casos que se deterioran antes que se produzca un daño renal irreversible.

miércoles, 8 de junio de 2011

Cuál es su diagnóstico

Paciente de 11 años con dolor testicular izquierdo de 3 horas de evolución.


jueves, 2 de junio de 2011

Circuncisión y HIV

World J Urol. 2011 May 18. [Epub ahead of print]
Male circumcision and HIV infection risk.
Krieger JN.
SourceDepartment of Urology, School of Medicine, University of Washington, Seattle, WA, 98195, USA, jkrieger@u.washington.edu.

Abstract
BACKGROUND: Male circumcision is being promoted to reduce human immunodeficiency virus type 1 (HIV) infection rates. This review evaluates the scientific evidence suggesting that male circumcision reduces HIV infection risk in high-risk heterosexual populations.

METHODS: We followed the updated International Consultation on Urological Diseases evidence-based medicine recommendations to critically review the scientific evidence on male circumcision and HIV infection risk.

RESULTS: Level 1 evidence supports the concept that male circumcision substantially reduces the risk of HIV infection. Three major lines of evidence support this conclusion: biological data suggesting that this concept is plausible, data from observational studies supported by high-quality meta-analyses, and three randomized clinical trials supported by high-quality meta-analyses.

CONCLUSIONS: The evidence from these biological studies, observational studies, randomized controlled clinical trials, meta-analyses, and cost-effectiveness studies is conclusive. The challenges to implementation of male circumcision as a public health measure in high-risk populations must now be faced.